Después de un fin de semana intensamente fructífero, y nunca mejor dicho, estamos de vuelta y con post repostero! Hoy vengo a hablaros de los moldes “bundt”.
Muchos sabréis de lo que os hablo, sí, son esos moldes con forma de anilla, de estilo nórdico que parecen figuras esculpidas al detalle. Los hay desde, diseños simples hasta verdaderas obras de arte! y lo mejor, la lista de recetas a las que se puede recurrir para utilizar un bundt es interminable! la verdad, tengo un dilema cada vez que abro las shops online de repostería… así que si tenéis alguna recomendación.. a una le sería de gran ayuda a la hora de escoger uno! porque me parecen todos preciosos y sino, pasen y vean!! Nordic Ware
Bueno, a lo que voy..
Esta receta surgió en cuanto vi el enoorme limonero que hay en el jardín de casa de mis padres, y como tengo una madre ya curada de espanto.. arrasé !
Tenía claro que había que hacer algo con esos limones porque no era para menos, así que tras hojear varios recetarios, al final decidí hacer el clásico bizcocho como base, no sin antes asegurarme de que tenía los ingredientes necesarios en la despensa. Domingo, y por la tarde, no sería la primera vez que me quedo a medias.
Vais a ver que el resultado es perfecto, un acierto para aquellas meriendas o visitas improvisadas porque no tiene ninguna complicación y si además sois unas frikis de la hora del té como yo, ya es lo más!
Para hacer el bundt vamos a necesitar:


y además …

Precalentamos el horno a 210ºC, pero justo antes de meter la masa, reduciremos la temperatura.
Batimos los huevos en un bol, junto con el azúcar e incorporamos la nata.

Cogemos otro recipiente y tamizamos la harina con la levadura. Sobretodo, tamizar bien para evitar grumos!
Agregamos la harina con la levadura, poco a poco a la mezcla anterior hasta quedar todo homogéneo.
Incorporamos la ralladura de limón y añadimos la mantequilla fundida.

Ahora si, bajamos la temperatura del horno a 180ºC y una vez añadida la masa en el molde, previamente bien engrasado, lo metemos en el horno unos 20- 25 minutos o hasta que al pinchar con un palillo éste salga limpio.

Llega el turno del almíbar.

Hay que mezclar todos los ingredientes en un cazo a fuego medio hasta que empiece a hervir, entonces apagamos el fuego y reservamos.
Una vez se haya enfriado, como no, he querido innovar un poco así que le he dado un toque xisposo echándole un chorrito de Chartreuse. Obvio, si se lo van a comer niños.. cuidado, que no se nos vaya la mano!
Y por último, el glaseado.

Tan sencillo como mezclar el azúcar glas con la nata. Veréis que la mezcla tiende a espesarse y lo que buscamos es una textura un pelín más liquida, así que le añadimos unas gotas de agua para conseguir esa mezcla parecida al del yogur griego.
Una vez el bizcocho este listo pero aun caliente, untamos con el almíbar toda la superfície hasta quedar bien impregnado.

Cuando se haya enfriado, le echamos por encima el glaseado dejándolo secar y ya estará listo para degustar.
Espero que lo disfrutéis !

….. mmm!!… delicioso.
mil besious y recordad que pronto viene otro post culinario, aunque algo más saladete…